Gran Bailiazgo del Paraguay

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Templarios del Paraguay

SAN BERNARDO DE CLARAVAL 

Abad y reformador monástico francés, canonizado en 1174 (Castillo de Fontaines, Dijon, 1091 – Claraval, 1153). Procedente de una familia noble, siguió desde muy joven su vocación religiosa. Ingresó en 1112 en la abadía cisterciense de Cîteaux y muy pronto, en 1115, pasó a dirigir el nuevo monasterio de Clairvaux (Claraval). 

En ambos monasterios impuso el estilo que pronto se extendería a toda la Orden del Císter: disciplina, austeridad, oración y simplicidad. Tales ideales le enfrentaron con Pedro el Venerable, abad de Cluny, pues suponían un ataque directo contra la riqueza de los monasterios, la pompa de la liturgia y el lujo de las iglesias cluniacienses. 

San Bernardo de Claraval fue un defensor de los derechos políticos y económicos del papa: su mediación en favor de Inocencio II en el conflicto que le enfrentaba con el antipapa Anacleto II (1130- 37) se vio recompensada con importantes privilegios pontificios para la orden cisterciense. Su influencia creció aún más al llegar al papado su discípulo Eugenio III (1145-53), antiguo fraile cisterciense. 

Bernardo luchó contra las incipientes tendencias laicistas de su tiempo, haciendo condenar el racionalismo de Pedro Abelardo y las propuestas de Arnaldo de Brescia de que la Iglesia volviera a la pobreza primitiva. No dudó de la legitimidad de usar la fuerza en apoyo de la Iglesia, incitando a franceses y alemanes a la segunda Cruzada (1146), o haciendo reconocer a la Orden del Temple como realización del ideal del fraile-soldado (1128). Su teología, en cambio, insistía sobre la Virgen Maria y sobre la humanidad de Jesucristo con una ternura que le valió el sobrenombre de doctor melifluus. 

En el éxito de la Orden del Temple obtenido en el Concilio de Troyes, Hugo de Payns, líder del grupo original de la Orden, no estuvo solo: fue decisiva la ayuda prestada por San Bernardo de Claraval, quien, por su parentesco y cercanía con varios de los nueve primeros caballeros, se había esforzado sobremanera en dar a conocer la Orden en la corte papal. Bernardo era sobrino de André de Montbard y primo por parte de madre de Hugo de Payns, y era asimismo una de las figuras más influyentes y admiradas en Francia y en la propia Santa Sede por haber sido uno de los artífices de la reforma de la regla benedictina. Con estos avales, el monje participó en el diseño de la regla de la Orden del Temple –inspirada en la cisterciense que él profesaba– y asesoró a los templarios en su redacción. Posteriormente, ayudó de nuevo a Hugo de Payns en la confección de una serie de cartas en las que señalaba a la Orden como el verdadero ideal de la caballería e invitaba a las masas a unirse a ella. 

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