BALDUINO IV. REY DE JERUSALENÂ
Balduino IV es conocido por muchos debido a la grave enfermedad que sufriĂł desde su infancia. Sin embargo, serĂa un error tomar a Balduino IV como el rey leproso de JerusalĂ©n Ăşnicamente. En su corto reinado demostrĂł todo el arrojo y valor que su enfermedad le permitiĂł y logrĂł derrotar al poderoso ejĂ©rcito de Saladino en el contexto de las Cruzadas.Â
NaciĂł del matrimonio entre Amalarico I de JerusalĂ©n e InĂ©s de Courtenay, una uniĂłn que suscitĂł cierto debate sobre su legitimidad. En cambio, Amalarico despejĂł todas las dudas respecto a sus hijos Balduino y Sibila como legĂtimos herederos al trono de JerusalĂ©n. Con esta posiciĂłn, Balduino fue educado para ser rey. El arzobispo Guillermo de Tiro se encargĂł de su formaciĂłn, pero, además de heredero, Balduino tambiĂ©n era un niño y tenĂa sus momentos de juegos. A medio camino entre la diversiĂłn y el entrenamiento, Balduino jugaba con otros niños a luchar y se clavaban las uñas en los brazos. Balduino era prácticamente invencible, pues no sentĂa dolor alguno con los cortes y heridas. Guillermo de Tiro no tardĂł en identificar esta ausencia de dolor como una grave enfermedad, prácticamente una maldiciĂłn: Balduino tenĂa la lepra.Â
El prĂncipe fue creciendo y con Ă©l su enfermedad. La lepra es una enfermedad crĂłnica producida por la bacteria Mycobacterium leprae, que causa inflamaciĂłn y daña los nervios y la piel, lo cual redunda en mĂşsculos debilitados y esa insensibilidad por la que Balduino no sentĂa dolor al cortarse o al quemarse. SufriĂł Ăşlceras e infecciones por las que acabĂł perdiendo los dedos de los pies y las manos, se le deformĂł la cara y perdiĂł la nariz. Por este estado fue apodado el “rey cerdo”. La lepra se consideraba una maldiciĂłn divina en la Edad Media, sin embargo y a pesar del estigma, Balduino IV fue admirado por los suyos y respetado por el enemigo. Un testimonio árabe de la Ă©poca dejĂł escrito para la posteridad que:Â
“A pesar de su enfermedad, los francos [los musulmanes llamaban francos a los cruzados] le eran fieles, le daban ánimos y contentos como estaban de tenerle como soberano […] trataban por todos los medios de mantener en el trono, sin prestar atenciĂłn a su lepra”.Â
Balduino fue coronado el 15 de julio de 1174. Amalarico I habĂa muerto y el trono lo ocupĂł su hijo, de solo 13 años. AĂşn le faltaban dos años para la mayorĂa de edad (15 años por entonces), asĂ que necesitĂł un regente y el puesto recayĂł en Raimundo III de TrĂpoli, el pariente masculino más cercano al joven rey. Claro está que la sucesiĂłn era un tema candente y en disputa dada la delicada salud que sufrĂa Balduino. Sin descendientes ni oportunidad de tenerlos y un futuro que nadie describirĂa como halagĂĽeño, varias facciones y personalidades entraron en el juego polĂtico y conspirador para posicionarse como herederos al trono.Â
Balduino IV, lejos de abdicar y rendirse ante la lepra, asumiĂł el trono y el mando de las tropas con toda la energĂa que le permitiĂł su enfermedad. GestionĂł su reino y las intrigas por la sucesiĂłn: nombrĂł heredero a su sobrino Balduino V, hijo de su hermana Sibila. En el lado musulmán, la muerte de Amalarico de JerusalĂ©n coincidiĂł con la de Nur al-Din, el gran lĂder de los musulmanes. Se dio un conflicto por la sucesiĂłn del que saliĂł vencedor Saladino, quien no tardĂł en consolidar su poder en Egipto y Siria y pasĂł al ataque contra los cruzados.Â
En noviembre de 1177, Saladino se topĂł con un pequeño ejĂ©rcito franco encabezado por Balduino IV. La batalla de Montgisard fue todo un logro para el rey de JerusalĂ©n, que puso en fuga al ejĂ©rcito musulmán y humillĂł a un Saladino que tuvo que ocultar la derrota para que su autoridad no fuera puesta en duda. (unos 25.000 hombres, al frente de apenas unos 4000 cruzados entre ellos Templarios).Â
Sin embargo, la lepra fue incapacitando cada vez más a Balduino, que necesitĂł de varios regentes para que ocuparan su puesto. En el verano de 1184, la debilidad del rey de JerusalĂ©n y el ascenso de poder que estaba logrando Saladino, llevaron a los cruzados a pedir ayuda a Europa de nuevo. Una embajada sin precedentes fue enviada ante el papa Lucio III. El patriarca Heraclio de JerusalĂ©n y los maestres de los Templarios y los hospitalarios acudieron a las cortes europeas para aunar fuerzas en la defensa de Tierra Santa.Â
En mayo de 1185 muriĂł Balduino IV a los 24 años. Su sobrino, Balduino V, heredĂł la corona, pero solo era un niño y, para mayor drama, muriĂł al año siguiente con solo 9 años. Sibila se impuso en el trono con su marido Guido de Lusignan.Â